jueves, 2 de mayo de 2013

Publicado por Claudia en 23:52 0 comentarios

here is the deepest secret nobody knows
(here is the root of the root and the bud of the bud
and the sky of the sky of a tree called life;which grows
higher than soul can hope or mind can hide)
and this is the wonder that's keeping the stars apart

i carry your heart(i carry it in my heart)
e.e. cummings 


Nunca voy a escribir como quisiera, mi cerebro viaja a una velocidad distinta a la de mis dedos. No sé si no tiene paciencia o si mis manos escriben muy lento. Las palabras no son las adecuadas, las coloco en el orden equivocado. A veces exagero demasiado; otras, no me alcanzan para terminar de describir todas las sensaciones que contengo en un segundo. Pero si hay algo cierto es que puedo dar vueltas en mi cama y mientras ahogo mi cabeza en mi almohada, me envuelve la realidad inesperada de que estoy viviendo como lo hacen pocos, que esto es mucho más que solo sobrevivir. Puedo escribir hoy de locura, de magia y de fuego.

Siempre me gusto el mar, la profundidad, la posibilidad de sumergirme debajo del resto del mundo. No quiero evitar las olas, no las esquivo, las espero de pie y con la cabeza en alto, dispuesta a que me lleven hacia donde debería ir. Así me dejé empujar por el nervio crudo de tus besos y el intercambio de confidencias que nos hacemos, que nos deja sin nada para ocultar. Hay locura en no temerle a la tempestad, en salir a navegar y tirar todos sus ojos fijados en nosotros por la borda.

Sentarme en una banca a tu lado, completamente vulnerable y absorta del resto del mundo en este espacio. De qué manera tan sutil hemos agitado y puesto de cabeza nuestros respectivos mundos. No esperar nada, vivir sacando la mejor oportunidad de cada sorpresa contigo, que cada decisión rebalse los límites de las fórmulas. Solo a tu lado puedo concebir un silencio cómodo. La magia es no saber cómo, desde cuándo ni hacia dónde es que te amo, y saber al mismo tiempo que es el principio de donde parte todo.

Puedo llevarte corriendo de la mano entre pena y lágrimas, hasta el máximo placer, y nuevamente de ida y vuelta. Un circuito eléctrico estalla entre la conexión de mi cerebro al tuyo, el fuego encendido entre nosotros es de una belleza exquisita y de proporciones extrañas. Lo más importante es caminar a través de este fuego. Y aquí estoy, llena como un vaso de agua hasta el borde de alegría, en el ojo del huracán y todavía en calma (a pesar de todo el caos). Estoy en tus abrazos, en tu risa, en tu voz, en la comisura de tus labios. Estoy despierta, viéndome infinita y aunque no digas ninguna palabra; en sentir que estarás siempre aquí, honrando tu promesa. 



 

en la cabellera enredada de una niña en la vía láctea Copyright © 2012 Design by Antonia Sundrani Vinte e poucos