No terminaré de
entender nunca cómo esa muchachita independiente, terca, necia y molesta con
todo el universo terminó derritiéndose y subordinándose de tal manera a tus
pies. Yo la recuerdo caminando siempre muy adelante tuyo, ensimismada en sus
propios pensamientos; tanto que te dejó un par de cuadras atrás y solo se
volvió a darse cuenta de que no estabas cuando le gritaste desde la calle más abajo. La que no te miraba a los ojos cuando hablabas de tus
tonterías musicales tratando de impresionarla, la que te empujó cuando quisiste darle un beso, la que se ahogó de risa cuando le dijiste por
primera vez que la amabas.
¿Te acuerdas que nos conocimos precisamente un mes de
diciembre? En una feria de esas que ya no existen en el Trigal, me escondí
entre los stands mientras llamabas a mi teléfono sin parar, no quería verte, no
quería que mis amigas te vieran… ya era suficiente con que habláramos tantas
horas por internet sin siquiera conocernos en persona. Pero apareciste, me
encontraste, pusiste un dedo en mi espalda y yo me voltee tratando de parecer
genuinamente sorprendida cuando había adivinado que tenías que ser tú. Y nada
fue raro, nada fue lo que esperaba. Me saludaste como si me conocieras de años,
como si hubiéramos sido amigos de toda la vida. Hiciste reír a mis amigas, te
portaste como el extraño menos extraño de mi vida, me hiciste reír a mí, me
tocaste la barriga y me luciste con tus amigas; no entendía qué estaba pasando…
Recuerdo haber llegado esa noche a mi casa pensando que
haberte conocido así sería algo que jamás iba a olvidar… Y no me equivoqué. Hoy
aunque no lo creas me acordé de ti por las lucecitas del árbol de navidad de mi
sala que se reflejan en la ventana desde donde debería estar estudiando para
mis exámenes finales; y te recuerdo sorprendiéndome incluso a mi misma con
mucho cariño pero lo que es más importante, con respeto. Después de esa navidad
en la que nos conocimos pasamos dos navidades más estando juntos, tus regalos los conservaré conmigo siempre –no por el valor material- sino por lo que significaron.
Fui un Grinch navideño y sé que lo fuiste tú también durante mucho tiempo, hasta esas dos
navidades en las que tuve un regalo especial que hacer, el regalo que era para
ti.
Lamento mucho si hable de más, si escribí cosas que no te gustaron,
si te ataqué, si te hice reclamos fuera de tiempo, si me excedí, si me
aproveché de alguna manera las últimas veces que nos vimos. Quisiera que sepas
que en el fondo me muero por ser tu amiga, aunque eso no pasará en ningún
tiempo cercano. Por eso te escribo, porque sabes que es lo que hago mejor, y te
digo la verdad: ya no te guardo más rencor. Te perdoné hace mucho tiempo y no
he dejado nada más sin decir salvo lo que estoy escribiendo aquí. Espero
sinceramente desde el fondo de este corazón que alguna vez latió muy fuerte
junto al tuyo, que encuentres lo que estás buscando, que tengas mucha suerte y
que todo lo que deseas que suceda en tu vida se haga realidad y que sea siempre
lo mejor para ti.
Solo te deseo feliz navidad a ti, porque la odiabas tanto como yo en algún
momento. Sonríe que ya se acaba el año, ya murió el invierno ¡puedes andar en
sandalias y la gente ya no te mirará raro!
2 comentarios:
A veces el primer paso para seguir adelante es perdonar, lo importante es quedarse con los mejores recuerdos y no con los últimos.
Me gustan tus ideas y tu gusto musical, siempre me dejas la impresión de ser alguien muy simpática. Saludos
The cure, buena canción!
Me hiciste recordar a alguien que también la conocí en diciembre, pasó muchas vainas y hasta hoy no no se que es de ella, aunque la recuerdo quisiera un pequeña oportunidad para conversar.
Publicar un comentario